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Dimitri Back
 
Literatura rusa actual
 
Fuente, Revista Sequoyah Director: Carlos Lopez Dzur
 
Me gustaría hablar sobre ocho puntos principales. Podéis imaginaros que estáis en una presentación de power point y encima de mí aparecen las diapositivas. 
Creo que es el periodo comprendido más o menos entre el año 86 ó 87 y hasta ahora. Es la perestroika y todo lo que la siguió. La perestroika tiene una denominación positiva y es así prespecto a la política pero respecto a la literatura este fenómeno tuvo unas consecuencias muy complicadas. 
Y es que en 85-89 apareció la así llamada la literatura de retorno, es decir las obras que habían estado prohibidas y no se habían podido publicar oficialmente anteriormente en la Unión Soviética (en los años 85-89 todavía estábamos en la Unión Soviética). En esos tres o cuatro años encima del lector cayó una avalancha de obras que se fueron creando a lo largo de los setenta u ochenta años anteriores. 
Voy a poner algunos ejemplos. Anna Ajmatova se había publicado pero su poema Requiem no lo había sido. Lo mismo ocurría en referencia al Doctor Zhivago de Pasternak. Pasternak no estaba prohibido pero su novela 'Doctor Zhivago' ni siquiera se mencionaba. 
Las obras de Evgueni Zamiatin –Nosotros y las demás obras– fueron publicadas por primera vez en esos años. Ya es otro tipo de literatura –literatura escrita en ruso en el extranjero– que estaba totalmente fuera del alcance del lector soviético. 
La así llamada literatura “de campos [de trabajos forzados]” –Solzhenitsin, Shalámov, Zhigulin y otros– se publicó en esos años. La más importante de esas obras, Archipiélago Gulag, se publicó en la revista 'Nuevo mundo' durante un año entero. 
También la literatura de los años 50 y 60, de la época del deshielo de Jrushov, –las obras de Dudíntsev, Granin, una de las novelas de Alexander Bek, dos novelas de Vasili Grossman– en gran parte vio a la luz por aquel entonces. De todos esos escritores se publicaron algunas obras pero una gran parte de su creación llegó a nosotros solo en los años 80.
Andréi Platónov es tal vez el prosista más relevante del siglo XX. Las principales obras suyas fueron publicadas también en esos tres o cuatro años, como La Moskva feliz, La excavación, Chevengur, El mar joven.
Y si contemplamos los años 70, en esos cuatro años desde 85 a 89 se publicaron todos los escritores que pertenecían a la literatura underground. Voy a nombrar muchos escritores y muchos títulos, probablemente no todos os resulten conocidos, lo siento pero es imposible prescindir de ellos, en eso consiste la principal complicación de esa conferencia. En los años 70, por primera vez se publicaron autores como Vsevolod Nekrásov, Serguéi Gandlevski, Alexander Eriómenko y muchísimos más. Se puede decir que todos los conceptualistas –no estamos hablando de los pintores sino escritores aunque muchos de ellos eran a la vez pintores– también fueron publicados en esos años. Los principales de ellos son Dmitri Alexándrovich Prígov y Lev Rubinshtein. En aquellos mismos años por primera vez se publicaron Sorókin, Pelévin y otros autores a los que luego se les solía encasillar como postmodernistas. 
En esos años se publicó la traducción rusa del 'Ulises' de James Joyce. También se publicaron las obras de Freud, Nietzsche etc. Eso hace más completa la visión de un gran volumen de literatura que superaba las posibilidades de cualquier lector. 
¿A qué llevó todo esto? ¿Qué es la literatura actual rusa? A finales de los años 80 debutaron escritores de todas las generaciones –la generación de Ajmátova y Gumiliov, la de Grossman y Pasternak, la de Prígov y Rubinshtein– ¡menos los escritores que acababan de cumplir 20 años! Y surgió otra generación perdida pero perdida no debido a la falta de la libertad, como lo fue a lo largo de los ochenta años anteriores. La literatura contemporánea rusa en estos años había muerto, dejó de existir porque las revistas gruesas no publicaban las obras recientes sino solamente la literatura de retorno. La literatura actual empezó en el momento en que se cayó en cuenta de que la llegada de la libertad no había llevado al orden normal de cosas que consiste en que un joven debuta, da a conocerse, llega al lector y vive la vida normal de un escritor profesional. No fue así.
Las revistas gruesas: La revista gruesa rusa –y no solo rusa– no quiere decir que se trate de una revista voluminosa y que pese mucho, no. Es una revista que publica novelas por partes, así la definiría yo. Tradicionalmente, a lo largo de muchos años desde que se fundó la primera revista rusa Biblioteca para la lectura, la revista gruesa rusa siempre estuvo en el centro de literatura. En ese sentido no hay mucha diferencia entre las época de antes y después de la revolución de 1917. Para hacerse un escritor profesional había que dirigirse, ante todo, a la redacción de una revista gruesa. Así ocurrió con Dostoevski y también así ocurrió con Bulgákov, antes de que cayera en desgracia. 
Estas revistas siguen existiendo, tienen sus tiradas y creen en su misión, y eso me parece muy bien, sigo publicando en todas las revistas gruesas y las quiero mucho a todas. A mediados de los 80, las tiradas de las revistas más conocidas –Mundo Nuevo, La Bandera, La Estrella, Nevá y otras– se dispararon hasta el millón y medio de ejemplares. En aquella época yo junto con mi hermano estábamos suscritos a 28 publicaciones mensuales. Ahora su tirada ha disminuido y es menor que la de Biblioteca para lectura en el siglo XIX que era 7.000 ejemplares y ahora la tirada de estas revistas ha bajado hasta 3 ó 4.000 ejemplares. Luego, su formato está muy pasado de moda. Nosotros ya estamos acostumbrados a llevar un libro pequeño de bolsillo. Y además publican solo una parte de la novela, y junto a ella hay versos, algún artículo, algunas fotos, y todo eso no se compagina bien uno con otro. 
Desde los años 90 domina otra forma de presentación del texto: la forma editorial. Ahora en el punto de mira están las editoriales. Lo más interesante y lo más importante para aquel quien quiere entender algo en la literatura actual, es conocer la política de las editoriales y las preferencias de cada una de ellas. Todas las grandes editoriales de la época soviética –como El escritor soviético, Literatura de ficción, El Contemporáneo y otras similares– han desaparecido. En su lugar han surgido otros monstruos, voy a nombrar solo dos: AST y EXMO. Estas dos editoriales juntas tiran del 35 a 40% de todos los libros, no solo de de ficción, sino de cualquier tipo. 
¿Está bien esto o está mal? Mi respuesta será ambigua. Porque si en la época soviética una persona decía que tenía tres libros de poesía, se podía pensar o que era un grafómano que canta logros de la agricultura soviética o el papel dirigente del Partido o que era realmente un buen poeta. Pero cuando ahora uno me dice que tiene 20 libros de poesía, para mí esta información es igual a cero. La política editorial en Rusia (igual que en otros países de Europa, ahora tenemos más rasgos parecidos que diferenciadores) es una mezcla de un interés comercial y ambiciones personales cuando se edita por cuenta propia. 
Internet también ha sustituido a las revistas gruesas. Diré una cosa paradójica: las revistas gruesas viven en Internet. La versión electrónica apoya a la de papel. El portal http://magazines.russ.ru da acceso a los contenidos de las revistas “gruesas” rusas.
El papel central de la literatura: Es un concepto específico. En Rusia durante los últimos cien o doscientos años tradicionalmente se daba mucha importancia a la literatura, y de un escritor se esperaba todo a la vez: que fuera artista, profeta, psiquiatra, político, economista... Así fueron Púshkin, Dostoevski, Bulgákov, Solzhenitsin. 
Es muy difícil inventar algún nuevo dicho pero yo lo he hecho. «El poeta en Rusia es más que un poeta» es una frase de Evgueni Evtushenko. Entonces yo he inventado otro dicho: «El poeta en Rusia ya no es más más que un poeta». Evtushenko no estaría de acuerdo. Sigue convencido de que la situación normal en un país es aquella en la que el pueblo llena los estadios no para ver fútbol sino para escuchar la poesía. 
Yo personalmente creo que cuando la gente va a los estadios a escuchar versos, eso es señal de que algo no funciona bien en la sociedad. Yo creo que cada uno tiene que dedicarse a lo suyo, es decir el pastelero a hacer pasteles, el zapatero, zapatos. La situación actual es muy difícil para literatura porque ésta se ha acostumbrado luchar por la libertad, contra la no libertad y contra los males y ahora, cuando muchas cosas ya están permitidas, mucha gente ya no tiene nada que hacer. 
Rusia no es más más que un poeta, el papel central de la literatura se sigue conservando en Rusia. Mis estudiantes de postgrado hicieron un estudio sobre qué lugar ocupan los proyectos literarios en los diferentes sectores nacionales de Internet. En comparación con diferentes países del mundo resulta que en Rusia el porcentaje de proyectos literarios en Internet es mucho mayor que en otros países. Y es mucho menor el número de proyectos comerciales. 
Y una conclusión más. Existen dos opiniones acerca de la situación de la literatura actual: unos creen que la literatura está en pleno auge, otros, que está en plena decadencia. ¿Por qué se puede decir que literatura está en decadencia? Porque hay muchísima literatura comercial, muchas obras de baja calidad y literatura ya no está en el centro de búsquedas morales, religiosas, etc. Estoy convencido de lo contrario: la literatura está en auge y está floreciendo –cada género literario a su manera, luego hablaremos de eso–. La literatura está atravesando lo que puede llamarse el siglo de bronce. El criterio para llegar a esta conclusión es muy simple: la existencia de muchísimos textos de excelente calidad. Otra cosa es que sea difícil destacar alguna 'cúspide', una cima de literatura como lo eran en el siglo XIX Púshkin, Gógol, Dostoevski, Turguénev, Tolstóy. Eran como cimas en comparación con las cuales todo el resto de la literatura parecía una llanura. Ahora es muy difícil destacar a alguien. Unos dirán que los últimos 20 años ha sido la época de Solzhenitsin o, por ejemplo, Fazil Iskander –escritores convencidos de que la misión de literatura es fortalecer los cimientos morales–. 
Claro que los principios de Sorokin, Pelevin, Akunin, son muy distintos, evalúo a estos tres escritores de manera diferente a cada uno pero no cabe duda de que, por ejemplo, Sorokin y Solzhenitsin no encajan uno con otro de ningún modo... Para otros, es la época de Dontsova y Ustínova. (A propósito, Tatiana Ustínova ayer tenía un encuentro con el primer ministro Putin, formando parte de una delegación de escritores.) Acabo de nombrar algunos autores de la así llamada literatura de series, son autores que producen muy rápidamente textos de la calidad relativamente baja destinados a ser leídos y olvidados. 
Aparte de la existencia de los textos de calidad, hay varios criterios más para poder demostrar un desarrollo relativamente alto de la literatura actual. En primer lugar, existe un fuerte movimiento de festivales y ferias literarias, y no siempre los festivales están ligados a las ferias. Este movimiento está muy desarrollado en Rusia. Voy a poner solo un ejemplo. Existe un festival denominado la Bienal de poetas en Moscú. Se celebra cada dos años y suelen participar más de 200 poetas. Esa semana todo Moscú está cubierto con carteles con citas de sus versos ¡es asombroso! El siguiente festival va a tener lugar muy pronto, en noviembre. Es curioso que su comisario sea el presidente del comité de Educación y Ciencia del Ayuntamiento de Moscú, el poeta Evgueni Bunimovich.
En la Rusia actual se conceden muchos premios literarios, más de una veintena, y también es una faceta importante en la vida de literatura actual. Voy a nombrar cuatro premios. El Booker ruso que derivó del premio Booker inglés en 1992. El premio Libro grande que tiene entre sus fundadores grandes empresas, holdings de los medios de comunicación e incluso las administraciones. El premio “Poeta” por el conjunto de una obra literaria, ya se ha otorgado cinco veces. Uno de sus laureados está en esos momentos en Madrid, es la poeta Olesia Nikoláieva, por cierto, autora del libro CCartas españolas. Nombro los premios donde participo de una manera u otra. Y por último, el premio Nos, fundado por el hombre más rico de Rusia, Mijaíl Prójorov, él cree necesario invertir en poesía. El nombre del premio es la abreviatura de las palabras rusas nueva literatura, y a la vez, naturalmente, hace referencia al relato de Nikolái Gógol La nariz («nos» en ruso). 
Ahora vamos a recorrer los grandes géneros de literatura rusa actual. Aquí voy a nombrar muchos nombres, tal vez sea un poco aburrido, o tal vez no. 
Obras de teatro: No soy experto en teatro pero doy clases en una escuela superior de arte teatral y voy a hablar de mis experiencias como espectador más que como profesional. Desde mi punto de vista la corriente más brillante de la dramaturgia de los últimos años es el así llamado “nuevo drama”. Es una dramaturgia de vanguardia que quiere borrar todas las fronteras entre la sala y el escenario. Esos dramaturgos utilizan la técnica del así llamado verbatim que es una palabra del mundo de ordenadores que explica mucho. [verbatim es la utilización directa de los textos “documentales”: chats, entrevistas, etc.] Una de las obras más famosas que utiliza esta técnica representaba un chat leído desde el escenario por los actores. Eran comentarios de usuarios reales dichos en los días en que sucedió la toma del colegio en Beslán, en Osetia. Desde el escenario sonaba, digamos, la verdad, es decir lo que había comentado sobre aquel suceso la gente normal, eran opiniones muy diferentes, a veces indecentes, a veces incluso fuera de la ley. Conversaban personas que no se conocían entre sí, simplemente contestaban al comentario de alguien. La globalización, la violencia, el terrorismo, esos son los temas dominantes de esa corriente de dramaturgia. No tan solo los atentados políticos sino también la violencia que penetra en nuestra vida en el día al día. Dos teatros recién fundados presentan esas obras. Son el teatro “Práktika” y “Teatr.doc”. Ocupan semisótanos en el centro de Moscú. A esa corriente pertenecen Mijaíl Kúrochkin, los hermanos Durnenkov, Vasili Sigarev, Pável Rudnev, Elena Isaeva, el muy brillante Iván Vyrypaev –el autor de la obra «Oxígeno»–, los hermanos Presniakov. Nombres muy conocidos para los moscovitas. En el mismo contexto también tengo que nombrar a Evgueni Grishkovets. Probablemente le conocéis, estuvo en España de gira. Sus espectáculos son monólogos, es al mismo tiempo dramaturgo, actor, director de escena. Ha sido alumno mío. 
Lo que he contado del “drama nuevo” parece mágico y ahora va a seguir una revelación. Como en “Master y Margarita” de Bulgakov: los espectadores han visto una sección de magia negra y luego piden explicaciones. Ahora viene la explicación. La literatura actual funciona de tal manera que precisamente en la posición más débil se encuentra la vanguardia que está luchando contra las normas burguesas, anquilosadas. Esta violación de las normas, esa ansia por lo chocante, por el extremismo en el escenario, muy rápidamente se fosiliza, se vuelve habitual y pierde su atractivo, se convierte en el canon.
Estoy convencido de que en Rusia acaba de terminar el siglo de bronce de poesía rusa porque el número, la densidad de publicaciones en los últimos ocho o diez años es comparable con la del siglo de plata de los principios del siglo XX, aunque no creo que entre nosotros se encuentren nuevos Mandelshtam, Blok y Pasternak. Todo empezó en el año 2000 ó 2001 cuando surgió la competencia entre dos grupos literarios. Uno se llamaba Vavilón (Babilonia) –www.vavilon.ru–, el otro se formó alrededor de la revista literaria Arión, este nombre está basado en un poema de Púshkin y fue la primera revista dedicada exclusivamente a la poesía en la nueva Rusia. Ahora hay por lo menos otra más que se llama Vózduj (Aire). 
El título Arión tiene alusiones a Pushkin, a la creación inspirada, mientras Vózduj tiene alusiones a Mandelshtam. Es muy emblemático porque Mandelshtam –que ha muerto en los campos de Stalin– había percibido la poesía como «aire robado», según sus propias palabras. Es aliento que está prohibido y que sin embargo surge a pesar de las prohibiciones. 
 
Me gusta la aparición de la materia
cuando después de dos o tres
o incluso cuarto alientos entrecortados
viene la respiración enderezadora...”
 
¡Es una aliteración asombrosa! [Una aliteración que en una traducción literal no se aprecia.] Guénrij Sapguir tenía un poema que se entiende en cualquier lengua sin traducción. Se llamaba El mar y se leía de esa manera. [Son varios sonidos semejantes a expiraciones que no hay manera de escribirlos adecuadamente en las lenguas europeas.] 
Pero volvamos a hablar de Vavilón y Arión. Para Arión en la poesía no ha cambiado nada, el poeta tiene la misma tarea que en los tiempos de Púshkin o la de Tvardovski, tiene que quemar a los corazones con el verbo. Para la revista Vavilón lo más importante era la rebelión, la lucha social, la protesta. Está claro que los poetas de Arión son de la orientación tradicional y los que publican en Vavilón son vanguardistas. 
En la poesía actual rusa ahora trabajan unos cien poetas muy interesantes de lo cuales treinta o cuarenta son especialmente destacados.
De la generación más veterana puedo nombrar a Oleg Chujóntsev e Inna Lisnianskaya. Son personas que tienen más de 70 años y siguen activas. Son grandes poetas contemporáneos.
Son muy activos los poetas de la generación del grupo Tiempo de Moscú que existía en la Universidad estatal de Moscú a finales de los 70. Son varios poetas entre los cuales los más importantes son Serguéi Gandlevski, Bajýt Kenzhéiev y Alexéi Tsvetkov. Kenzhéiev vive en Montreal; Tsvetkov, en Nueva York. Son muy distintos, podría dar dos conferencias sobre cada uno de ellos. Voy a decir un par de palabras de Gandlevsky. Su obra ya se estudia en los institutos... He recordado para siempre cuándo nació él al haber leído su frase: «Yo nací en el año en el que murió Lolita». Es al año 1952. Sigue la poética de los akmeistas, con lenguaje muy sencillo, sin trucos vanguardistas, sin niebla simbolista. 
Tsvetkov es un poeta muy diferente, no escribió durante 17 años. Un amigo mío que es director del departamento de ruso en la Universidad de Oxford dice que Tsvetkov es un nuevo Brodski. No sé si es así. Pero lo sí que sé que es tal vez el más potente poeta metafísico ruso de ahora. 
Siguen escribiendo los poetas conceptualistas, son de la misma edad más o menos que los poetas del grupo Tiempo de Moscú. Se trata de Timur Kibírov y Lev Rubinshtein. 
También podemos hablar de la nueva poesía social. La practican poetas que tienen entre 30 y 40 años. Es un intento de reavivar a Nekrásov cruzado, tal vez, con Jarms. Voy a nombrar –puedo nombrar una decena– a cuatro que me parecen muy interesantes. Andréi Rodiónov. Su protagonista es un marginal de los suburbios de Moscú, ofendido por la vida, descendiente de proletarios. María Stepánova. Elena Fanáilova. Mariana Gueide. No sé cómo tomarían el hecho de que les agrupe. Son poetas muy brillantes que se inclinan por escribir sobre cosas que no son muy típicas de la poesía. 
Aparte, me gustaría mencionar a varios poetas que, en realidad, parten de la poesía de Arión. Son más jóvenes que yo pero me resultan los más cercanos por su modo de pensar, son más bien tradicionalistas: Maxím Amelin, Inga Kuznetsova e Irina Ermakova. Hace años Maxím Amelin escribió: «Tengo treinta años pero me parecen, trescientosK, entonces yo escribí: «Tengo cuarenta y dos pero me parecen, treinta». Maxím Amelin trata de rehacer la forma de escribir del siglo XVII, versos silábicos, una forma muy arcaica. 
Puedo seguir mucho más pero solo voy a marcar algunos puntos más en el “mapa”. En los últimos años se han dado a conocer de manera muy notable poetas como Fiodor Svarovski, Anna Russ, Borís Jersonski. Un par de palabras sobre Borís Jersonski. Vive en Odesa, en el ámbito de otro idioma. Es muy típico que muchos poetas rusos de ahora se han encontrado fuera de Rusia y viven rodeados por gente que habla otro idioma. Borís Jersonski es una especie de Kafka ruso-judío-ucraniano. Su obra Álbum de familia es uno de los acontecimientos más grandes de la poesía de los últimos años. Para mi personalmente esa situación me resulta muy interesante, el ruso es mi segunda lengua y mi lengua materna es el ucraniano. Lo que ocurre ahora en el punto de encuentro de diferentes poesías, de diferentes lenguas de los pueblos que pertenecían en su día a la Unión Soviética, es muy interesante. Como exotismo os voy a recitar un poema del genial poeta ucraniano, ya fallecido, Vasily Stus.
También existe una corriente religiosa y una de sus representantes, Olesia Nikoláieva, se encuentra ahora en Madrid.
LA PROSA: Lo más importante que ha sucedido con la prosa rusa es su acercamiento a las editoriales. El público considera escritor a la persona que escribe por lo menos un libro al año y este libro entra en la lista de aspirantes a algún premio literario. 
Si podemos nombrar algún grupo que ahora tiene muchísima influencia es la así llamada prosa joven. La estrella más brillante de ese grupo es Zajár Prilépin. Es una persona que vive en Nizhni Nóvgorod, publica en Moscú, viaja mucho por todo el mundo y tiene tendencias izquierdistas. Canta al nuevo movimiento revolucionario de Rusia. Otras personas que forman parte de este grupo son Denís Nóvikov, Serguéi Shargunov y Mijaíl Tarkovski, este último nieto del famoso poeta Arseni Tarkovski y sobrino del director de cine Andréi Tarkovski. Durante los últimos 22 años vive en Siberia y se dedica a cazar martas cibelinas. Por eso tiene derecho a renegar de la vida burguesa de Moscú, de la vida contemporánea y a escribir lo que piensa. 
Ya he dicho que la editorial más grande de Rusia es AST y sus autores están siempre en el punto de mira de todos. Entre ellos, el clásico recién fallecido Vasili Aksionov quien estuvo en la emigración y volvió a Rusia ya después de la perestroika. Otro de ellos es Alexander Kabakov, uno de los prosistas más importantes de la Rusia actual. También Olga Slávnikova, laureada con muchos premios, autora de la novela 2017.Mijaíl Shishkin quien vive en Suiza. Aparte de estos también nombraría a Dmitri Býkov. Trabaja en un periódico, es autor de ocho libros de poesía, de cinco novelas, presentador de televisión, autor de varios libros de biografías de unas 800 páginas. Tuvo mucha resonancia su biografía de Borís Pasternak. 
Podemos decir que en la prosa actual por fin hemos terminado con un tema que llamaba la atención de los escritores durante los últimos treinta años. Es la diferencia entre la Unión Soviética y Rusia. Yo siempre pongo un ejemplo que funciona en todos los países, menos, tal vez, en los Estados Unidos. Coged a cien personas y preguntadlas: ¿Cuántas han nacido en un país y viven en otro? Saldrán unos cinco, siete o a lo sume quince de las cien personas. En Rusia, las cien. 
En cierto sentido Rusia es un país de emigración, todos hemos emigrado de la Unión Soviética a Rusia y sin ni siquiera haberlo querido. Por eso el protagonista de muchas obras literarias –si miramos el panorama literario de hace unos cinco años– era una persona de edad más o menos entre 40 a 55 años, que intentaba a unir las dos partes de su vida: la de la Unión Soviética y la actual. Entre los autores que siguen trabajando en ese paradigma, en ese círculo de temas –y no por eso son menos interesantes– están Dina Rúbina, Vladimir Makanin –un clásico vivo–. En lo que se refiere a la literatura más actual –la de este año y la del pasado año– es un mar sin orillas, hay un gran número de nuevos nombres. No voy a nombrarlos solo quiero mencionar una novela: El puente de piedra de Alexander Térejov. Es una novela-investigación, muy voluminosa, que el autor escribió durante muchísimos años y fue un proceso difícil en el que yo fui testigo de cómo esta obra iba acortándose, todo eso resultó muy interesante. 
Ha pasado desapercibido un cambio en las relaciones entre la literatura rusa de la metrópoli y la literatura rusa de la diáspora. Los escritores que escriben en ruso en el extranjero se han encontrado en una situación totalmente nueva: pueden tranquilamente y sin ningún tipo de traba publicarse en Rusia. Muchos de los nombres que he mencionado hoy, pertenecen a gente que vive en Canadá, en los Estados Unidos. En general, la emigración, como concepto, ya no existe. La pregunta que nos podemos plantear es: ¿Hay un acercamiento entre la literatura rusa de Rusia y la literatura rusa escrita en el extranjero? 
Y, para terminar: Aquí voy a decir brevemente con qué fenómenos sociales bordea literatura. 
Últimamente se hacen muchas películas basadas en las obras clásicas de literatura. A una o dos películas acertadas les corresponden muchos intentos fallidos que hacen daño a las obras clásicas, como, por ejemplo, Maestro y Margarita. 
La literatura bordea con fenómenos como un grupo musical que se llama Pushkin band. El protagonista es el escritor Andréi Bítov. Acompañado por improvisaciones de jazz (con los músicos Alexander Alexándrov, Vladimir Tarásov y otros) Andréi Bítov recita borradores de Púshkin. Sabemos que Púshkin tachaba muchas palabras en búsqueda de la expresión más exacta. Y, conociendo el producto final, es muy interesante ver como Bítov recrea el proceso de acercamiento paulatino hacia la perfección.
La última frontera es la relación entre la literatura y el poder, porque vuelve a plantearse este asunto. En los tiempos soviéticos el Partido dirigía a literatura y la Unión de los Escritores era una especie del Ministerio de Literatura. Guardo hasta ahora el carné de miembro de la Unión, con Lenin en la cubierta y la policía hasta ahora le tiene respeto... Ahora vuelve a la agenda el asunto de los «encargos» a los escritores por parte del Estado. El Estado vuelve a posicionarse respecto a literatura. El ejemplo es el encuentro de una delegación de escritores con Pútin que ya he mencionado antes.
 
[Nota del Editor: Traducción basada en una interpretación oral hecha por Tatiana Sóboleva de la Conferencia de Dmitri Back, profesor de literatura y crítico literario, pronunciada en Madrid, el 8 de octubre de 2009 en la Universidad Complutense con motivo de la Feria de editores Liber, en la que Rusia fue el país invitado].

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© Helios Buira

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