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ENTREVISTAS
Por Helios Buira
 

Rodolfo Fucile / Dibujante, Ilustrador

HELIOS BUIRA: -Rodolfo, contale a los lectores de Mi Sitio, quién sos, de dónde, así te van conociendo.

RODOLFO FUCILE: - Nací en Buenos Aires (capital) en 1978. Soy dibujante y trabajo como ilustrador editorial y publicitario. Además publiqué algunos libros con mis proyectos personales, como relatos ilustrados y series de dibujos.

HB: -¿Cuándo te decidís por la ilustración, qué te lleva a ello

RF: -No hubo un momento preciso. La idea de ganarme la vida con este oficio me acompaña desde chico, primero como una ilusión lejana y después como un objetivo más firme. De hecho en la adolescencia ya me ganaba unos pesos con trabajos particulares, que de algún modo eran ilustraciones. Quizá no tenía del todo claro si quería dedicarme a la ilustración, a la historieta o el humor gráfico, pero mi intención era trabajar dibujando, especifícamente en publicaciones. Así que se fue dando casi naturalmente. A los 19 o 20 más o menos hice mis primeros laburos para empresas y editoriales y me la pasé mostrando carpetas (en ese momento en CD). De a poco fueron saliendo trabajos, algunos de ellos combinados con diseño o animaciones simples, y otros puramente de ilustración. Después me arrimé al ámbito publicitario, donde comencé a hacer storyboards y bocetos de avisos. Actualmente ilustro para medios gráficos, libros, publicidad... Ningún rubro me garantiza una continuidad de trabajo, así que hago de todo un poco.

HB: -Cuál es tu formación, de qué manera llegás a la expresión actual?

RF: -De chico cursé varios años en la escuela de caricatura de Luis Ordoñez, donde tuve mi primer contacto con materiales y técnicas. Después hice un año de animación y más tarde pasé, medio a los tumbos, por las escuelas de Bellas Artes Manuel Belgrano y P. Pueyrredón (que por esos años dejó de existir como tal). También hice algunas materias del IUNA, pero no terminé. En determinado momento me aburrí de la carrera y por otra parte mis esfuerzos estaban orientados al trabajo de ilustrador. Mi principal preocupación era pagar el alquiler de mi departamento (me había mudado bastante joven) y las exigencias del IUNA no encajaban con ese momento de mi vida. De hecho pasó un tiempo hasta que reencontré ese espacio de expresión gráfica más personal. A partir de ahí, siempre tuve proyectos simultáneos al trabajo. En cuanto a la formación, no volví a tomar clases pero sigo estudiando de manera autodidacta.

HB: -¿Hay referentes, artistas que de alguna manera coadyuven en tu formación?

RF: -Tengo amigos dibujantes con los que intercambio ideas sobre proyectos y el dibujo en gral., como Facundo Teyo y Lisandro Demarchi. También estoy en contacto con gente de la ADA y con muchos colegas vía Facebook. Por otra parte, cuando pude charlar con algún ilustrador destacado (Scafati, Nine, Alcatena) traté de robarle alguna opinión o consejo, que a la larga me ayudó en mi trabajo. Y de alguna manera dialogo con artistas de otros tiempos y lugares. Muchos están muertos, pero puedo disfrutar y analizar sus trabajos. Creo que si uno está alerta, puede aprender de todo lo que lo rodea, no sólo mirando dibujos, sino leyendo, oyendo música, espiando otros oficios (no sólo artísticos). Hay ideas y formas de resolver problemas que te abren la cabeza y que podés adaptar al lenguaje visual.

HB: -¿Cómo ves el panorama de la ilustración en Argentina?

RF: -Lo veo mal, sobre todo en el aspecto laboral. El mercado está muy concentrado y el trabajo no abunda. Además, la mayoría de los ilustradores trabajamos de manera independiente (como monotributistas), por lo cual, esa escasez de trabajo editorial suele ir acompañada de malas condiciones o bajos precios, sin instancias de negociación colectiva. Esto fue así desde que yo empecé y el contexto actual no parece anunciar mejoras.

En cuanto al aspecto estético, creo que hay buenos ilustradores pero no todos pueden publicar, porque no hay suficiente espacio en los medios y editoriales. Además algunas empresas del rubro privilegian ciertos estilos que consideran más comerciales que otros, dejando al margen a interesantes autores. La consecuencia de esto es que hay muchos ilustradores con poco o nada de trabajo, que intentan mostrar lo suyo en autoediciones o en la web. De algún modo, si uno quiere un panorama completo y diverso de la ilustración actual es mejor buscarlo en las redes sociales y en las ferias independientes que en el circuito editorial tradicional.

HB: -Ahondás en una temática si se quiere social, pero, desde mi subjetiva apreciación, relacionada al campo de la filosofía. ¿Cuándo se despiertan en vos estos contenidos?

RF: -Es dificil de responder. Más bien leo literatura y cada tanto algún ensayo histórico o político, pero de filosofia leí muy poco, cuando estudiaba. Lo que sí reconozco en mis dibujos son temáticas recurrentes como la libertad o las relaciones de poder, que son problemas inherentes al ser humano en sociedad. En el caso de las ilustraciones, los temas están sujetos a las pautas o límites de cada trabajo, así que son imágenes más planificadas. Pero en los dibujos más personales generalmente no me planteo de antemano qué quiero representar. Empiezo a jugar con la línea y voy improvisando, hasta que la imagen toma forma y aparece un relato oculto. Entonces paso a una etapa más racional, donde necesito definir personajes, agregar detalles que le aporten contenido dramático... En verdad no son ideas muy elaboradas que yo traslado al papel, sino fragmentos, desechos que me encuentro en el camino y que trato de relacionar, a veces de manera forzada. Eso explica que algunos dibujos tengan algo humorístico, fantástico o absurdo.

HB: -Contanos un día de trabajo.

RF: -No tengo una rutina, depende del trabajo que surja. La ilustración de libros en gral. permite más tiempo para leer, bocetar, desarrollar los personajes, el clima de la obra... En el caso de los medios gráficos, sobre todo en los diarios, no se puede dar muchas vueltas. Ni bien llega el tema o la nota, hay algunas horas para ensayar variantes y resolver la ilustración. Y el storyboard, que es mi otra ocupación, directamente es contra-reloj. A veces hay un guión, otras una charla con el director para definir los planos, y a partir de ahí hay que bocetar rápido, porque siempre piden muchos cuadros de un día para otro. Después están los días sin trabajo, que a veces son muchos, donde tengo más tiempo para la familia y para mis proyectos (¡hasta que empiezo a preocuparme porque no me llaman!).

HB: -Para expresarte ¿hay algún horario preferido?, me refiero a lo diurno o nocturno

RF: -Siempre preferí la noche y solía quedarme dibujando hasta la mañana. Pero desde que nacieron mis hijas me acomodé a un horario más acorde con mi familia ¡y con la sociedad! Igual cada tanto dibujo de madrugada, pero ahora el momento de ocio creativo está más asociado al dibujo en los bares, y eso habitualmente ocurre por la tarde. La vida va cambiando y se hace el hueco para encontrar el canal expresivo.

HB: -¿Cómo y de dónde tomás tus personajes? Más allá de que uno los ve y sabe de qué se trata, pero cómo llegan a vos, o los buscás.

RF: -La fuente principal es la observación directa: la gente que veo en la calle. Como te contaba, me gusta sentarme a dibujar en los cafés y salgo a todos lados con un cuaderno, porque en cualquier momento puede presentarse una situación interesante para registrar. En el colectivo, en la plaza, en un negocio, etc. A veces directamente me voy de “expedición”, a cazar personajes o lugares. Podría sacar fotos y copiarlas, pero me interesa el registro dibujado, esa captura sintética que uno tiene que lograr con pocos trazos, condicionado por la velocidad y la incomodidad. Otras fuentes son la observación de dibujos, pinturas, obras de teatro, películas, y lo va quedando en la memoria: familiares, vecinos, gente con la que me crucé, que de alguna manera forman parte del elenco y aparecen cuando quiero construir un personaje.

HB: -¿Algún o algunos nombres que sean de tu admiración en el mundo de la ilustración?

RF: -Son muchos. De cada uno me atraen cosas distintas. Por ej. de Scafati siempre me fascinó su dibujo suelto y violento, donde confluye la tradición argentina de Szalay, Salas, Alonso, etc. con la escuela inglesa de Steadman o Scarfe; todo eso filtrado por una visión muy personal. También admiro a los ilustradores políticos de fines del siglo XIX y principios del XX. Por nombrar algunos: Daumier, Gill, Grandville; los ingleses de Punch; los alemanes de Simplicissimus, como Wilke, Blix, Arnold... que por la época son más vanguardistas en el diseño de página y el tratamiento de la forma; algo que también noto en la Caras y Caretas de esos años, con Cao, Mayol, etc. De todos ellos admiro su habilidad para caracterizar, con un dibujo elegante y sintético, pensado para la gráfica. La lista es muy larga e incluye también a dibujantes con los que no tengo un parentesco, pero que admiro por su técnica y capacidad narrativa, como los ilustradores norteamericanos del tipo Rockwell, Loomis, Harry Anderson... Fueron maestros del oficio, en una época donde la ilustración jugaba un papel esencial en la comunicación y se requería de un nivel muy alto para publicar. Ilustraron avisos o revistas masivas, pero sus imágenes transmiten algo más, como tantas obras de arte hechas por encargo.

HB: -¿Alguno que puedas mencionar como maestro? Digamos tú maestro….

RF: -Como te decía, me nutro de todo lo que veo y muchos dibujantes me tiraron una soga, incluso sin saberlo, pero no tengo un maestro. Me hubiera gustado, pero bueno, eso no se puede forzar...

HB: -Tus herramientas de trabajo.

RF: -Lápices, tintas con pluma o pincel, pastel, acuarela, acrílico... También microfibras, birome.... nada fuera de lo común. En las ilustraciones a veces uso photosop para colorear o retocar, pero me gusta más lo artesanal.

HB: -Tenés algunos libros publicados, me agradaría nos digas cuáles son.

RF: -Además de los libros que ilustré, por encargo, tengo algunos proyectos míos editados. Primro salió “Artistas irrelevantes”, que contiene historias de artistas fracasados, con dibujos y textos que parodian al periodismo cultural. Después hice un libro artesanal de dibujos y xilografias que se llamó “Vicios y Virtudes del Carnicero”. Luego publiqué “El Supervisor”, que es un cuento ilustrado, tipo álbum, sobre unos empleados de una oficina estatal que practican un juego secreto. Y el último es una antologia de dibujos un poco surrealistas que se llama “Fuera de Serie”. Ahora tengo ganas de editar un libro de dibujos y bocetos urbanos.

HB: -¿Cómo llegás a la publicación de los mismos?

RF: -Son todas autoediciones. En cada caso cambié el métodos de impresión, papel, encuadernación y la tirada, según mis posibilidaes y las características del proyecto. En la producción gráfica me ayuda mucho mi amigo Lisandro Demarchi. En gral son tiradas cortas, que voy haciendo por demanda y vendo por internet o en ferias independientes. Además los publico en formato PDF y se pueden bajar libremente desde mi sitio web: http://www.rodolfofucile.com.ar/ediciones/delantiguo

HB: -Sé que das clases, si te interesa, danos la dirección o un teléfono, días y horarios, por si algún lector desea informarse.

RF: -No lo hago de manera continua, pero cada tanto doy talleres de dibujo e ilustración y organizo salidas para dibujar en bares y en el espacio urbano. Los que quieran estar al tanto pueden escribirme a info@rodolfofucile.com.ar

HB: -Rodolfo, soy un profundo admirador de tu obra desde hace ya tiempo. Te agradezco que hayas aceptado la entrevista.Si querés agregar algo que no hayas dicho, podés hacerlo.

RF: -Me alegra que un artista como vos valore mi trabajo, así que el agradecido soy yo por tu amabilidad. Espero que esta entrevista sea de interés para los lectores.

Muy pronto, nuevos entrevistados


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© Helios Buira

San Cristóbal - Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2017

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